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Un control eficiente de la refrigeración térmica es un requisito previo esencial para mejorar la calidad y la estética de la pieza termoformada, así como para acortar los ciclos de producción.
Un control inadecuado de la temperatura del proceso puede conducir a defectos visibles tales como la rugosidad del producto terminado, burbujas, opacidad, pero también a defectos estructurales como la disminución de las propiedades mecánicas y la inestabilidad dimensional. Solo manteniendo los cilindros y los moldes a temperatura constante es posible garantizar:
1) el respeto de las propiedades mecánicas y de resistencia del producto;
2) la alta calidad del producto;
3) un tiempo de producción constante que resulta en la racionalización del horario de trabajo.